En este País donde parece ser obligatorio ser del Barça o del Madrid, de derechas o de izquierdas, del PSOE o del PP; apoyar cualquier opción distinta al bipartidismo obligatorio suena extraño.
Sin embargo somos muchos los ciudadanos para los que no todo es blanco o negro, aunque pensemos que tanto el gobierno como la oposición son muy grises, de un tono tan parecido que podríamos cambiar uno por el otro y no darnos cuenta.
España (y no hablo de la roja) se encuentra en una grave situación económica, mucho más grave que la los países de nuestro entorno. Aunque algunos prefieran negarlo las cifras son tozudas: más de cuatro millones de parados, elevado déficit público y una productividad muy baja. Por desgracia la tendencia de estas tres cifras es a peor.
Nuestro "mister" mientras tanto sólo se preocupa de seguir en la Moncloa, moviendo el banquillo para ¿ganar tiempo? y pagando al PNV un elevadísimo alquiler, eso sí pagado con el dinero de todos. La compra del apoyo a los presupuestos mediante el traspaso de las políticas activas de empleo supone una ruptura de la caja única de la Seguridad Social, ya que "el 6,24% del dinero de todos los parados" se destina al "2,36% de los parados, que son los vascos".
Esto sucede al tiempo que el jefe de la oposición espera a que se termine el partido, sin aportar soluciones, cree que le favorece el empate a cero. Lo peor de todo es que está en lo cierto, el empate a cero favorece a los dos grandes partidos, sus intereses son los mismos, copar la mitad del pastel.
Tanto les interesa este empate que son capaces de hacerse un reglamento a la medida, una ley electoral que les blinde su situación, que impida la entrada de ningún nuevo partido. Por mal que vayan las cosas en este País, a ellos les va bien, no tienen interés en cambiarlas, pues en el cambio saldrían perdiendo cuota de poder.
Ellos lo saben y por si solos nunca romperán este improductivo empate.Tras treinta años de democracia, somos muchos los que pensamos que hacen falta reformas urgentes y profundas para salir de la crisis económica que padecemos, agravada sobremanera por otra de carácter político que agrava la primera.
Sólo si reconocemos la profundidad del problema político podremos trabajar para salir del agujero económico fortalecidos, para ello debemos empezar por liquidar el bipartidismo acomodado mediante un cambio de la ley electoral que permita una más justa representación de la voluntad de los ciudadanos, la elección directa alcaldes y presidentes, listas abiertas para la elección de nuestros representantes en las cortes y una mayor independencia del poder judicial. Evidentemente son muchas más las reformas necesarias, pero estas vendrán después y sólo si conseguimos terminar con el bipartidismo actual.
En estos momentos es el sistema de juego el que tenemos que reformar, hay que afrontar el cierre de un modelo de estado superado por las continuas prebendas entregadas a gobiernos autónomos sin criterios de eficacia y eficiencia, un sistema que a conseguido vaciar el estado de competencias y ahora se ve impotente para reaccionar y tomar medidas contra la crisis, ¿quién pone ahora freno al déficit autonómico?¿quién es capaz ahora de controlar el despilfarro municipal?¿quién pone coto a las duplicidades en el gasto ocasionadas por las innumerables sociedades y entes autonómicos?¿quién frenará la carrera por colocar a miles de cargos de libre designación?¿quién velará por mantener los sueldos de los políticos entre los del resto de los mortales?
Ellos no, no les interesa, les va mejor con el empate a cero.
Acaso alguien cree que si ganara el PP unas elecciones nacionales no pactaría con los partidos nacionalistas con tal de llegar a gobernar, a la experiencia me remito.
Como en la vida misma, nadie regala nada, y en política menos, sólo con la fuerza de un nuevo partido, centrado en los intereses del conjunto de los ciudadanos y que les obligue a acometer los cambios, ganaremos el encuentro.
Armando Esteve
contenidos@bauldesastre.comwww.bauldesastre.com
