A estas alturas de la película pocos dudan que la magnitud de la crisis que atraviesa España es especialmente grave, salvo quienes priorizan los intereses de sus partidos a los de los ciudadanos. Meto en un mismo saco a populares y socialistas pues ambos han convertido sus monstruosas organizaciones en un fin en si mismo.
La situación en el Alto y Medio Vinalopó es realmente deplorable tanto económicamente, acercándonos a los 30.000 parados, como políticamente pues en todos y cada uno de los municipios no parecen ser conscientes del grado de retroceso al que hemos llegado, más bien nuestros representantes siguen con sus broncas entre los diversos grupos políticos y sus guerras internas particulares, últimamente se llega al insulto y agresión física, pero no por defender planteamientos políticos, si no por ver quién desplaza a quien para beneficiarse del cambio.
Emulan lo que sus líderes nacionales y autonómicos les muestran, un PSOE bajo la dirección de D. Rodríguez, con su catastrófica gestión económica y permitiendo casos como el sucedido en Benidorm. Un PP que no sabe ocultar sus vergüenzas por muy buenos trajes que gasten y culpable de buena parte del fracasado modelo productivo.
Con un crecimiento del paro que en nueve meses se acerca en nuestra comarca al 23 %, destacando Novelda donde los desempleados han crecido en lo que llevamos de año un 32 %, y ningún partido muestra interés en llevar adelante, mediante grandes pactos de Estado (que lejos quedan los de la Moncloa) las importantes reformas que a todas luces hacen falta.
Tras las últimas elecciones europeas, en el Alto y Medio Vinalopó 1.893 personas han colocado como 3ª fuerza política en muchos municipios al partido más joven de nuestra democracia, en todos los pueblos y ciudades de nuestra comarca ya hay votantes de UPyD, y si hacemos caso a las últimas encuestas estos resultados mejorarían notablemente a día de hoy. Un partido creado exclusivamente como un instrumento para conseguir llevar adelante esas reformas de gran calado.
Un proyecto político de regeneración democrática, transversal, donde las viejas ideas de izquierda y derecha se consideran superadas. Progresista, defendiendo las políticas orientadas a ampliar y mejorar tanto la libertad individual como la igualdad de oportunidades. Laico, constitucionalista e inequívocamente nacional que dice lo mismo en todas partes.
Evidentemente no somos perfectos, ni contamos con potentísimos recursos como los dos grandes dinosaurios (pagados con nuestros impuestos), pero sabemos lo que somos, un mero instrumento, una herramienta para luchar a brazo partido contra la crisis.
