Groucho Marx dijo:“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados." Creo que le viene muy bien a la política de ZP.
El tema del agua fue aparcado convenientemente por pp y psoe durante la pasada campaña electoral, sabían la importancia del problema de suministro a Barcelona, pero no les convenía entrar en debates territoriales para no perder votos en unas u otras comunidades según la postura pro o anti trasvase. Pasada la cita electoral aflora el problema “como agua de abril en este caso” y vuelven al ataque unos y otros, el psoe tratándonos de idiotas buscando nuevas terminologías para no citar “trasvase”, palabra tabú para un gobierno de diseño donde prima la imagen frente a la efectividad; mientras los populares se lanzan a hacer victimismo nacionalista donde gobiernan sin tener en cuenta que su discurso sobre el agua es tan cambiante como sus intereses electorales según cada comunidad, o no recuerdan que también el pp en el Estatuto Andaluz o castellano manchego o aragonés defendían el blindaje de los recursos hídricos que por sus pequeños reinos de taifas transcurren.
Unión, Progreso y Democracia considera que el principal problema reside en considerar los trasvases y toda la política sobre el agua como una seña de identidad, propiciando el enfrentamiento de los ciudadanos según el territorio donde residan. Para UPyD es imprescindible reformar la Constitución devolviendo al Estado la gestión integral de la política sobre los recursos naturales, especialmente los hídricos, para impedir que los votos necesarios para sustentar el gobierno de turno sean pagados con favores en la asignación de unos recursos que son de todos los ciudadanos por igual.
El problema real, no el convenientemente inventado por los dos grandes partidos sobre la territorialidad del agua, el verdadero problema, es la escasez de este recurso, que cada vez es más necesario para mantener nuestro nivel de vida, lo verdaderamente importante es solucionar las necesidades humanas con el menor impacto ambiental posible, pero de esto nada de nada, falta de iniciativa, de nuevos proyectos, de inversión real, no abandonar a medias las infraestructuras por el mero hecho de haberlas empezado el partido rival, ni descartar las del actualmente gobernante para presentar batalla en esta guerra del agua plagada de mentiras.
Es momento de sumar iniciativas, dar por válidas las del rival a cambio de que este consienta las propias, solucionar el problema con realismo y pragmatismo, para los grandes problemas, y este es uno de ellos, son necesarios pactos de estado, pactos que aumenten la igualdad entre los españoles en lugar de territorializar los problemas individuales para sacar provecho partidista.
El tema del agua fue aparcado convenientemente por pp y psoe durante la pasada campaña electoral, sabían la importancia del problema de suministro a Barcelona, pero no les convenía entrar en debates territoriales para no perder votos en unas u otras comunidades según la postura pro o anti trasvase. Pasada la cita electoral aflora el problema “como agua de abril en este caso” y vuelven al ataque unos y otros, el psoe tratándonos de idiotas buscando nuevas terminologías para no citar “trasvase”, palabra tabú para un gobierno de diseño donde prima la imagen frente a la efectividad; mientras los populares se lanzan a hacer victimismo nacionalista donde gobiernan sin tener en cuenta que su discurso sobre el agua es tan cambiante como sus intereses electorales según cada comunidad, o no recuerdan que también el pp en el Estatuto Andaluz o castellano manchego o aragonés defendían el blindaje de los recursos hídricos que por sus pequeños reinos de taifas transcurren.
Unión, Progreso y Democracia considera que el principal problema reside en considerar los trasvases y toda la política sobre el agua como una seña de identidad, propiciando el enfrentamiento de los ciudadanos según el territorio donde residan. Para UPyD es imprescindible reformar la Constitución devolviendo al Estado la gestión integral de la política sobre los recursos naturales, especialmente los hídricos, para impedir que los votos necesarios para sustentar el gobierno de turno sean pagados con favores en la asignación de unos recursos que son de todos los ciudadanos por igual.
El problema real, no el convenientemente inventado por los dos grandes partidos sobre la territorialidad del agua, el verdadero problema, es la escasez de este recurso, que cada vez es más necesario para mantener nuestro nivel de vida, lo verdaderamente importante es solucionar las necesidades humanas con el menor impacto ambiental posible, pero de esto nada de nada, falta de iniciativa, de nuevos proyectos, de inversión real, no abandonar a medias las infraestructuras por el mero hecho de haberlas empezado el partido rival, ni descartar las del actualmente gobernante para presentar batalla en esta guerra del agua plagada de mentiras.
Es momento de sumar iniciativas, dar por válidas las del rival a cambio de que este consienta las propias, solucionar el problema con realismo y pragmatismo, para los grandes problemas, y este es uno de ellos, son necesarios pactos de estado, pactos que aumenten la igualdad entre los españoles en lugar de territorializar los problemas individuales para sacar provecho partidista.
